Los proverbios japoneses están entre los más valorados en el mundo. El país del sol naciente siempre ha estado envuelto en un aura milenario muy apreciado por los buscadores de sabiduría. En Japón los proverbios se llaman kotowaza y se emplean a menudo en el día a día.

Así que si te gusta la cultura nipona o eres fan de los refranes no te pierdas esta colección de dichos japoneses. He intentado que sea lo más amplia posible, tanto en numero como en variedad de temáticas.

Proverbios japoneses de sabiduría

Muchos proverbios japoneses tienen su origen en zonas rurales, por lo que hablan de elementos comunes de la vida en el campo. Una muestra más de que la naturaleza es la mejor maestra.

¿Por qué se preocupan por su peinado cuando les van a cortar la cabeza?

A la cara que sonríe no se le lanzan flechas.

A la casa donde se ríen, viene la felicidad.

A los 10 años, un milagro; a los 20, un genio; después de 30, una persona ordinaria.

Aprendiendo sobre el pasado se aprende lo nuevo.

Aquel que es capaz de esperar media hora más que su oponente conseguirá la victoria.

Aunque se necesite la espada una sola vez en la vida, siempre es necesaria llevarla consigo.

Cerciórate siete veces antes de dudar de una persona.

Con la primera copa el hombre bebe vino, con la segunda el vino bebe vino, con la tercera el vino bebe al hombre.

Con leña prometida no se calienta la casa.

Cuando dibujas una rama debes escuchar el suspiro del aire.

Cuando un hombre pobre come pollo, o él o el pollo están enfermos.

Dar a luz a un bebé es más fácil que preocuparse por ello.

De la estantería cayó el botamochi (especie de judía roja muy apreciada en Japón).

El clavo que sobresale recibirá el martillazo.

El mar es grande porque no desprecia los riachuelos.

El pez que se escapa siempre parece el más grande.

El sol no sabe de buenos, el sol no sabe de malos. El sol ilumina y calienta a todos por igual. Quien se encuentra a sí mismo es como el sol.

El tiempo que pasa uno riendo es tiempo que pasa con los dioses.

El viaje más largo comienza con un primer paso.

En el camino deja que los tontos y los locos pasen primero.

Encontrarse es el comienzo de la separación.

Es de los enemigos, no de los amigos, que las ciudades aprendan la lección de construir murallas altas.

Es mejor dango (lo bueno) que hana (lo bonito).

Es mejor no detener a quien quiere irse, ni echar a quien acaba de llegar.

Es mejor ser enemigo de una buena persona, que amigo de una mala.

Estudiando lo pasado, se aprende lo nuevo.

Hasta el camino lejano empieza con uno cercano.

Hay una puerta por la que pueden entrar la buena o la mala fortuna, pero tú tienes la llave.

Haz bien lo que esté en tu mano, el resto lo hará el destino.

Haz todo lo que puedas. Lo demás, déjaselo al destino.

Incluso el polvo, cuando se acumula forma una montaña.

Incluso los monos se caen de los árboles.

La disciplina acabará venciendo a la inteligencia.

La felicidad llega a la casa donde se ríen.

La honestidad exagerada limita con la estupidez.

La lluvia solo es un problema si no te quieres mojar.

La mujer puede atravesar la roca si quiere.

La pena, como un vestido desgastado, se tiene que dejar en la casa.

La piedra que rueda no puede hacer un montón.

La rana en el fondo del charco no sabe nada del gran Océano.

La tristeza es como un vestido rasgado: hay que dejarlo en casa.

La victoria es para aquel que aguanta una hora más que su rival.

La victoria no es lo que enseña, se aprende más con la derrota.

Las grandes obras de las instituciones las sueñan los santos locos, las realizan los luchadores natos, las aprovechan los felices cuerdos, y las critican los inútiles crónicos.

Las personas grandes existen gracias a las personas ordinarias.

Los ladrones tendrán tiempo para descansar, los vigilantes jamás.

Los que se aferran a la vida mueren, los que desafían a la muerte sobreviven.

Mientras dibujas la rama de un árbol debes oír el aire.

Ni tan lento que la muerte te alcance, ni tan rápido que des alcance a la muerte.

No digas: es imposible. Di: no lo he hecho todavía.

No existe peligro para el que está preparado.

No se disparan flechas a una cara sonriente.

No son las flores más bonitas las que dan los mejores frutos.

No te preocupes por tu peinada cuando te vayan a cortar la cabeza.

No tengas miedo de inclinarte un poco, te enderezarás más.

Para aprender algo lo principal es que a uno le guste.

Pasar tiempo riéndose es como pasarlo con los dioses.

Procura que tus palabras sean mejor que el silencio.

Puede suceder que una hoja se hunda y una piedra se mantenga a flote.

Quien bebe no conoce el daño del vino. Quien no bebe, no conoce sus virtudes.

Se aprende poco con la victoria, en cambio mucho con la derrota.

Si nadie habita una casa, ésta pronto se caerá.

Si no entras a la cueva dónde viven tigres, no puedes conseguir un niño de tigre (pequeño tigre).

Si no existiera la gente común no existiría la gente ordinaria.

Si quieres subir y no tienes cómo, inventa la escalera.

Si un problema tiene solución no debes preocuparte, y si no tiene solución no debes preocuparte.

Si vas a creer todo lo que lees, mejor no leas.

Si ya lo pensaste, atrévete; si ya te atreviste, no lo pienses.

Solo en la actividad desearás vivir cien años.

Tarde o temprano, la disciplina vencerá a la inteligencia.

Un barco que tiene cien marinos, puede subir una montaña.

Un jarrón perfecto nunca ha salido de las manos de un mal artesano.

Un minuto de vergüenza por preguntar algo puede suponer toda una vida de ignorancia.

Un té y un arroz fríos se pueden aguantar, pero una mirada y una palabra fría son insoportables.

Una honestidad exagerada es lo más cercano a la estupidez.

Una palabra bondadosa puede calentar tres meses de invierno.

Ver algo una vez es mejor que escucharlo cien veces.

Dichos japoneses de amor

Se dice que a los japoneses les cuesta hablar de sus sentimientos, pero lo cierto es que hay varios refranes japoneses que hablan sobre el amor. Estos son los más conocidos:

Cuando hay amor, las marcas de viruela son igual de bellas que los hoyuelos en las mejillas.

El marido y la mujer deben ser como las manos y los ojos: cuando duele la mano, los ojos lloran, y cuando los ojos lloran las manos secan las lágrimas.

El que pisa el camino del amor camina mil metros como si fuera una solo.

Es posible soportar el amor y el té fríos, pero la mirada y las palabras frías son insoportables.

La pobreza hace a los ladrones como el amor a los poetas.

No retengas a quien se va, ni rechaces a quien llega.

Si una mujer quiere algo, atravesará una montaña.

Refranes japoneses cortos

Muchos proverbios japoneses destacan por su brevedad. Esta capacidad de decir mucho con pocas palabras es precisamente una de sus características más atractivas. Vamos a ver algunos ejemplos para terminar:

Carne débil, comida fuerte.

Cede el paso a los tontos y los locos.

Diez personas, diez colores.

El agua vertida es difícil de recuperar.

El que quiere subir inventa la escalera.

El tiempo no espera a las personas.

La buena suerte acude a los que ríen.

La leña prometida no calienta el hogar.

La nieve no rompe las ramas del sauce.

La risa llama a la felicidad.

Las flores bonitas no dan buenos frutos.

Los errores son la base del éxito.

Los ríos profundos fluyen en silencio.

Los ríos profundos fluyen lentamente.

Mala causa, mal efecto.

Nadie tropieza acostado en la cama.

No esperes que el tiempo te espere.

No saber es ser Buda.

Rápido significa lento, pero sin pausa.

Roca que rueda, no hace montón.

Si te ha gustado esta colección de proverbios tal vez quieras seguir con los proverbios de China, el país vecino, o conocer las mejores frases de Confucio, uno de los máximos exponentes de la sabiduría oriental. Tu decides.