frases de que bello es vivir

¡Qué bello es vivir!, es una película navideña del año 1946 producida por Frank Capra y que, dentro del mundo del cine, es todo un clásico en vista  del tema particular que toca; el suicidio. Es una muestra de la  tristeza, desesperación y desamparo que llevan a los hombres a sumirse en la más profunda depresión, hasta tomar la resolución de poner fin a la vida. Sin embargo, al mismo tiempo enseña que no todo es oscuridad, porque en el mundo también coexiste el amor, la amistad  y la bondad; faros que siempre han de traer esperanza.  

Dicho esto, si quieres saber más sobre esta hermosa película a blanco y negro, entonces no te pierdas esta selección de frases de qué bello es vivir.

Frases de la película ¡Qué bello es vivir!

– ¿Está enfermo? -pregunta Clarence. – No, desesperado -responde Dios.
¡Quiero volver a vivir!… ¡quiero volver a vivir!…quiero volver a vivir.
¿Cómo sería la vida sin mí?… Ojalá no hubiese nacido.
¿Deseas la luna? Dime solamente una palabra y la cogeré con un lazo y te la entregaré.
¿Regenta usted un negocio o una institución de caridad?
¿Unas  frases hermosas, no te parece? Sabías que esta película no tuvo mucho éxito apenas se estrenó. Sin embargo la profundidad de su historia, que iba más allá de una simple trama navideña, se supo ganar tiempo después el corazón de todos y se convirtió en todo un clásico del cine.
Extraño, ¿verdad? La vida de cada hombre toca muchas vidas, y cuando uno no está cerca deja un terrible agujero, ¿no es cierto? Ya ves George, tuviste una vida maravillosa.
Gracias por las alas y el sentido de la vida.
Mamá dice que cada vez que suenan unas campanillas un ángel ha ganado sus alas.
Nadie es un fracaso si tiene amigos.
No sé si me conviene que me vean andar por ahí con un ángel sin alas.
Sí, tiene el aspecto del ángel que me merezco…
Soy un hombre viejo y casi todo el mundo me odia. Pero a mí tampoco me gustan ellos, así que estamos en paz.
Tuve que actuar deprisa, por eso me lancé. Estaba seguro de que si yo estuviera ahogándome, tú me salvarías. El que se ahogaba eras tú, y el salvador fui yo.

Como se mencionó al principio, está película toca una fibra muy sensible; el suicidio. El protagonista (George Bailey), sumergido en la depresión, decide quitarse la vida. En ese instante, aparece Clarence Oddbody; un ángel enviado por Dios para impedir tan desdichado final y enseñarle a Bailey el sentido de la vida.