Friedrich Wilhelm Nietzsche, fue un poeta, músico, filólogo y sobre todo un polémico filósofo alemán del siglo XIX que influyó profundamente en la historia del pensamiento. Esto se debe a las fuertes críticas que hizo tanto a la filosofía occidental como a la religión de su tiempo, en virtud de su ateísmo y su fuerte creencia en el hombre como único Dios.
¿Un personaje singular, no crees? Si quieres saber más sobre este famoso filósofo, no dejes de leer la siguiente selección de frases de Nietzsche.
Frases célebres de Nietzsche
Algunas madres necesitan tener hijos infelices, pues de otro modo su bondad maternal no puede manifestarse.
Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los cómos.
Aquello que hacemos nunca es comprendido, sólo es acogido por elogios o crítica.
Cuando llegue el sufrimiento, míralo a la cara y enfréntate a él.
Cuando se tiene muchas cosas que hacer, el día tiene 100 bolsillos.
De la escuela de la guerra de la vida. Lo que no me mata, me hace más fuerte.
Dios ha muerto, parece que lo asesinaron los hombres.
Donde no puedas amar, pasa de largo.
El camino del infierno está asfaltado de buenas intenciones.
El destino de los hombres está hecho de momentos felices, toda la vida los tiene, pero no de épocas felices.
El hombre fue quien creó a Dios a su imagen y semejanza.
El hombre, en su orgullo, creó a Dios a su imagen y semejanza.
El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.
El matrimonio acaba muchas locuras cortas con una larga estupidez.
El mundo real es mucho más pequeño que el mundo de la imaginación.
El sexo no es más que una trampa de la naturaleza para no extinguirnos.
En el amor siempre hay algo de locura, y en la locura siempre hay algo de razón.
Es la perseverancia la que hace grandes a los hombres, no la fuerza.
Es sencillo hacer que las cosas sean complicadas, pero difícil hacer que sean sencillas.
La Circe de la humanidad, la moral, ha falseado -moralizado- de pies a cabeza todos los asuntos psicológicos hasta llegar a aquel horrible sinsentido de que el amor debe ser algo «no-egoísta»… Es necesario estar firmemente asentado en sí mismo, es necesario apoyarse valerosamente sobre las propias piernas, pues de otro modo no es posible amar.
La edad de casarse siempre nos llega antes que el enamoramiento.
La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre.
La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño.
La mentira más común es aquella con la que las personas se engañan a sí mismas.
La política divide a las personas en dos grupos: los instrumentos y en segundo, los enemigos.
La política es el campo de trabajo para ciertos cerebros mediocres.
La potencia intelectual de un hombre se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar.
La valía de un hombre se mide por la cuantía de soledad que aguanta.
La ventaja de la mala memoria es que en muchas ocasiones se regocija de las mismas cosas como si fuera la primera vez.
Lo mismo que al árbol. Cuanto más quiere elevarse hacia la altura y hacia la luz, tanto más fuertemente tienden sus raíces hacia la tierra, hacia abajo, hacia lo oscuro, lo profundo, – hacia el mal.
Lo que distingue las mentes verdaderamente originales no es que sean las primeras en ver algo nuevo, sino que son capaces de ver como nuevo lo que es viejo, conocido, visto y menospreciado por todos.
Lo que más me molestó no es que me hayas mentido sino que, de aquí en adelante, no podré creer en ti.
Los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos.
Los que más han amado al hombre le han hecho siempre el máximo daño. Han exigido de él lo imposible, como todos los amantes.
Me angustia la idea de tener mi inteligencia solo para mí, porque vale más dar que tener.
Nada más hipócrita que la eliminación de la hipocresía.
No existen fenómenos morales, sino solamente una explicación moral de los fenómenos.
No miente tan sólo aquel que habla en contra de lo que sabe, sino también aquel que habla en contra de lo que no sabe.
No puedo creer en un Dios que quiera ser alabado todo el tiempo.
Puesto que nos consumiríamos demasiado pronto si llegásemos a reaccionar, ya no reaccionamos: esta es la lógica. Y con ningún fuego se consume uno más velozmente que con los afectos del resentimiento.
Ser independiente es cosa de una pequeña minoría, es el privilegio de los fuertes.
Si lo intentas, a menudo estarás solo y a veces asustado.
Si ya no te queda ninguna felicidad que darme, ¡bien!, aún tienes tu sufrimiento.
Sin música, la vida sería un error.
Solo el que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado.
Soportamos más fácilmente la mala conciencia que la mala reputación.
También suelen hacerse los amables contigo. Pero ésa fue siempre la astucia de los cobardes ¡Sí, los cobardes son astutos!
Toda persona temerosa no sabe lo que es estar sola. Detrás de su sombra siempre hay un enemigo.
Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal.
Yo amo a quienes no saben vivir de otro modo que hundiéndose en su ocaso, pues ellos son los que pasan al otro lado.
Yo necesito compañeros vivos, no cadáveres con los que tenga que cargar.
Yo no soy un hombre, soy un campo de batalla.
Yo os enseño el superhombre. El hombre es algo que debe ser superado ¿Qué habéis hecho para superarlo?
Sobre Friedrich Nietzsche
Friedrich Wilhelm Nietzsche nació en Weimar-Alemania el 15 de octubre de 1844 y murió el 15 de agosto del año 1900. Forma parte de los así llamados filósofos de la sospecha o filósofos malditos, ya que como muchos de sus contemporáneos, avizoraba el ocaso de la sociedad occidental tal cual como se le conoce. De ahí una de sus frases más icónicas sea: “Dios ha muerto, parece que lo asesinaron los hombres”.
Estas palabras no significan que Nietzsche fuese nihilista (alguien que no cree en nada), al contrario, si bien era ateo, creía fervientemente en el hombre. Es decir, que sería este y no un Dios abstracto, el que pondría fin a esta sociedad agusanada y abriría el camino del progreso. Se trata de un pensar muy en boga durante su época que despierta con las corrientes materialistas, cientificistas y positivistas en contra del idealismo alemán y la dogmática religiosa.