Guillermo de Ockham fue un fraile de origen inglés perteneciente a la Orden Francisca que vivió durante la Edad Media. Se destacó como teólogo, lógico y filósofo, además de ser uno de los principales exponente del nominalismo contrario a las escuelas estoicas y tomistas. También se le conoce como el precursor de la actitud crítica como eje fundamental para el conocimiento humano, pensamiento que le valió caer bajo sospecha de herejía por poner en cuestión incluso al propio papa.
¿Un filósofo con una historia interesante, no crees? Te invitamos a saber un poco más sobre él a través de esta selección de frases de Guillermo de Ockham.
Frases célebres de Guillermo de Ockham
3 es un primer, 5 es un primo, y 7 es un primo ¿Por qué molestarse con números no primos cuando los números primos pueden hacer todo?
De manera semejante definen los filósofos la especie diciendo que es lo que se predica de muchos que se distinguen numéricamente en su ser esencial. Sobre lo cual hay que decir, como del género, que la especie es una intención del alma que no es la esencia de los individuos, aunque sea predicable de ellos.
El ente es un concepto común unívoco a Dios y a las criaturas.
El universal está sólo en el alma y no en las cosas.
En igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta.
Es vano hacer con más lo que se puede hacer con menos.
La cognición intuitiva de una cosa es la cognición que nos permite saber si la cosa existe o no existe, de tal manera que, si la cosa existe, entonces el intelecto juzga inmediatamente que existe y evidentemente sabe que existe, a menos que el juicio pasa a ser impedido a través de la imperfección de esta cognición.
La existencia de Dios no puede deducirse sólo por la razón.
La pluralidad no debe postularse sin necesidad.
Las explicaciones más simples son, en igualdad de condiciones, generalmente mejores que las más complejas.
Los hombres han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase.
Ningún universal es substancia, de cualquier manera que sea considerado, sino que cualquier universal es una intención del alma que, según una opinión probable, no se distingue del acto de entender.
No se debe suponer que existan más cosas de las absolutamente necesarias.
Nuestro entendimiento en el presente estado puede tener dos conocimientos incomplejos, distintos en especie respecto del mismo objeto y bajo la misma razón: uno intuitivo y el otro abstractivo.
Nunca aumente, más allá de lo necesario, el número de entidades requeridas para explicar cualquier cosa.
Por temporal se entiende todo aquello que concierne al régimen humano, es decir, al género humano constituido en la sola naturaleza sin ninguna revelación divina, y que siguen aquellos que no admiten otra ley que la natural y la humana positiva, y a quienes ninguna otra ley les es impuesta. En cambio, por espiritual se entiende aquello que concierne al régimen de los fieles en cuanto es dispuesto por revelación divina.
Primero, debe saberse que solo una palabra hablada o un signo convencional es un término equívoco o unívoco; por lo tanto, un concepto de contenido mental no es, en rigor, equívoco ni unívoco.
Si la naturaleza y la diferencia contractante no son lo mismo, entonces algo puede afirmarse verdaderamente de una y negarse de la otra; pero sí en cambio, son la misma cosa en lo real, no puede con verdad afirmarse algo de una y negarse de la otra. Por tanto no son la misma cosa.
Siempre que dos hipótesis cubran los hechos, use la más simple de las dos.
Una potestas limitata, de modo que con los hombres libres que le están sujetos y con sus bienes sólo puede hacer aquello que conviene a la utilidad común.
Sobre Guillermo de Ockham
También conocido como Occam u Ockam, fue un fraile que nació en el pequeño pueblo de Surrey (Inglaterra) en el año 1285/1288 y murió a causa de la peste negra en Múnich el 9 de abril de 1349. Fue miembro de la Orden Franciscana y tomó los voto de pobreza, los cuales mantuvo hasta el día se du descenso. Se caracterizó por ser un gran intelectual, amante de la filosofía, la lógica y la teología. Sin embrago, también gustaba del conocimiento médico, de manera que hizo varios estudios al respecto.
Cuestionó fuertemente tanto a tomistas y estoicos, ya que sostenía que la existencia de Dios no podía ser develada por la razón; una idea que se encontraba muy en boga en aquella época. Del mismo modo, cuestionó la autoridad del papa uniéndose a Luis IV de Baviera en su cruzada contra la Santa Sede.