frases de frankenstein

Frankenstein o el moderno Prometeo es la obra mas conocida de la escritora británica Mary Shelley y un clásico de la literatura de terror y la novela gótica. El libro cuenta la historia de Víctor Frankenstein, un estudiante de medicina obsesionado con el conocimiento que consigue dar vida a una criatura hecha de la unión de distintas partes de cadáveres diseccionados. En este articulo recogemos las mejores frases de Frankenstein.

Frankenstein:  frases celebres

La novela tiene dos protagonistas absolutos: el doctor Víctor Frankenstein y el monstruo. Un error habitual es llamar Frankenstein al monstruo, cuando en realidad en el libro no se le da ningún nombre (se refieren a él como “criatura” o “engendro”). Nosotros hemos decidido separar las frases de cada uno:

Frases de Víctor Frankenstein

Víctor Frankenstein es un brillante estudiante de medicina cuyo principal objetivo es desentrañar los misterios de la vida. Sin embargo, cuando consigue crear vida a través de sus experimentos queda espantado con la criatura que ha creado. A partir de ahí se verá devorado por el remordimiento y la culpa.

¿Por qué se vanagloria el hombre de una sensibilidad superior a la de las bestias? Esto tan sólo nos convierte en seres más dependientes. Si nuestros impulsos se limitaran al hambre, la sed y el deseo, podríamos ser prácticamente libres. Pero nos conmovemos por el viento que sopla, una palabra cualquiera o la imagen que esa palabra despierte.

El sol y el cielo han sido testigos de mis actividades y te confirmarán lo que acabo de decirte. ¡Yo soy el asesino de esas inocentes víctimas! Todos murieron por causa de mis manipulaciones, aunque lo cierto es que hubiera derramado con gusto mi sangre para salvar sus vidas. Pero no me ha sido posible liberarles de la muerte… No me es posible sacrificar a toda la humanidad.

En cambio, la vista de rostros ocupados e indiferentes llevaba la desesperación a mi corazón, al ver una valla insuperable entre yo y mis semejantes, una valla sellada con sangre de William y de Justine, cuyo recuerdo me llenaba de desesperación.

La vida del viajero incluye muchas penurias entre todos sus gozos. Los sentimientos del viajero están en permanente cambio; y en cuanto comienza a descansar, se ve obligado a abandonar aquello que le produce placer por algo nuevo que atrae su atención y que abandonará a su vez por otra novedad.

Pero ahora soy un árbol quemado, el rayo me ha llegado al corazón y al sentirla sentí también que solo sobreviviría para mostrar lo que pronto dejaré de ser: un desgraciado, digno de la compasión de los demás e intolerable para mí.

Quien no haya experimentado la seducción que la ciencia ejerce sobre una persona, jamás comprenderá su tiranía.

Frases del monstruo de Frankenstein

El monstruo de Frankenstein es una criatura desdichada. Rechazado por su creador y por la Humanidad, la criatura comete varios crímenes llevado por el deseo de venganza e intenta que el doctor Frankenstein le dé una compañera.

¡Despiadado creador! Me has dado sentimientos y pasiones, pero me has abandonado al desprecio y al asco de la humanidad.

¡He aquí una de mis víctimas! En su muerte se consuma mi ansia de venganza y se cierra el cielo de mi mísera existencia. ¡Frankenstein, generoso y devoto espíritu! ¿Acaso me servirá de algo pedirte perdón? Yo, que sin consideración a nada ni a nadie destruí a tus seres queridos… ¡Pero ya estás frío y no puedes responderme!

¡Maldito creador! ¿Por qué me hiciste vivir? ¿Por qué no perdí en aquel momento la llama de la existencia que tan imprudentemente encendiste?

¡Qué extraña cosa el conocimiento! Una vez que ha penetrado en la mente, se aferra a ella como la hiedra a la roca.

¿No he de odiar, pues, a quienes me aborrecen? No tendré contemplaciones con mis enemigos, soy desgraciado y ellos han de compartir mi desgracia.

A menudo mi situación se comparaba con la de Satanás pues sentía envidia de los humanos que tuvieron la gracia de su creador.

Aprecio la vida, aunque sólo sea una sucesión de angustias, y la defenderé.

De ti depende que abandone para siempre la vecindad humana y lleve una vida inofensiva o que me convierta en el azote de tus semejantes y en causa de tu pronta ruina.

En todo signo de alegría adivinaba una burla, un insulto hacia mis sentimientos, una nueva demostración de que no estaba destinado a la felicidad ni a los gozos de la vida.

Las estrellas brillaban en el cielo, como burlándose.

Maldecirás al sol que alumbra tu desgracia.

Maldito sea el día en que recibí la vida, maldito sea mi creador.

Por primera vez en mi vida mi corazón desbordaba ansias de venganza y de odio, a los que ni siquiera pretendí expulsar y, por lo contrario, dejándome arrastrar por esa corriente, me di a pensar en ideas de muerte y destrucción. Cuando pensaba en mis amigos, en la suave voz de De Lacey, en los dulces ojos de Agatha y en la belleza exquisita de la árabe se desvanecían esos pensamientos y me ahogaban las lágrimas. Mas al recordar otra vez que había sido despreciado y abandonado por ellos, acometíame de nuevo la rabia, e incapaz de volcarla sobre seres humanos, hacía destinatarios de ella a las cosas inanimadas.

Pude haberlo matado arrojarlo al piso y destrozarlo, pero en vez mi corazón se encogió ante la muestra de su extrema crueldad y lo único que hice fue huir y llorar amargamente en mi escondite.

Quieres matarme. ¿Cómo te atreves a jugar así con la vida y la muerte?

Satán tuvo compañeros, diablos como él, que lo admiraban y alentaban. Yo, por mi parte, estoy solitario y odiado.

Si no he de inspirar amor, inspirare temor.

Si todos odian a los miserables, ¿cómo no han de odiarme entonces a mí, que soy el más miserable de los seres humanos?

Soy malo porque soy desdichado.

Todavía ahora me pregunto cómo, en lugar de dar salida a mis pasiones con alaridos, no acometí contra el mundo humano para morir en mi tentativa de destruirlo.

Tú, que me acusas de asesino, serías capaz de destruir a la criatura que es tu propia obra. ¡Alabada sea la eterna justicia del hombre!

Y cuando me convencí de que era el monstruo que soy, me acometió un profundo sentimiento de pena y mortificación.

Yo era afectuoso y bueno; la desgracia me ha convertido en un demonio. Hazme nuevamente feliz y volveré a ser virtuoso.

Yo, como Satanás, llevaba un infierno en mi interior y, al comprender mi aislamiento, quería destrozar los árboles, esparcir la destrucción a mi alrededor, para sentarme luego a contemplar con fruición aquellas ruinas.

Citas de Frankenstein de Mary Shelley (la película)

Frankenstein ha tenido multitud de adaptaciones a la gran pantalla. Quizás una de las mejores sea la que hizo el director Kenneth Branagh en 1994. Estas son sus frases más impactantes.

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