Cumbres borrascosas es una novela imprescindible para todos los amantes de la literatura romántica. El libro, escrito por Emily Brontë y publicado en 1847, es una historia de amores importante y rencillas familiares. En este post recogemos las mejores frases de Cumbres borrascosas.
Frases de Cumbres Borrascosas, el libro
Cómo curiosidad, Cumbres Borrascosas fue el único libro escrito por Emily Brontë, que además lo publicó bajo el pseudónimo de Ellis Bell. Aunque ahora se le considera un clásico de la literatura inglesa, los críticos de la época lo recibieron con tibieza, desconcertados por su novedosa estructura narrativa. Veamos ahora las citas más destacadas de esta obra.
¡A cada momento necesito recordarme a mí mismo que he de respirar, que ha de seguir palpitándome el corazón…!”
¡Creo verla en las más vulgares facciones de cada hombre y cada mujer, y hasta en mi propio rostro! El mundo es para mí una horrenda colección de recuerdos diciéndome que ella vivió y que la he perdido.”
¡Levántate imbécil, malvada, antes de morir aplastada!
¡Mañana me parecerá que ha sido un sueño! No me podré creer que mis ojos te han visto, que te he tocado, que he vuelto a hablar contigo.
¡No, no me bese, me cortaría la respiración, pobre de mí!
¡Oh, Dios mío, ¡es inconcebible! ¡No puedo vivir sin mi vida! ¡No puedo vivir sin mi alma!
¡Ojalá sea tan suave su despertar en el otro mundo!
¡Y a ver si te portas como un caballero! No digas palabrotas, no te quedes mirándola cuando ella no te mire a ti, y si lo hace, baja los ojos.
¡Y, sin embargo, no puedo seguir viviendo así! Tengo que concentrar todas mis potencias para respirar y hasta casi mandarle a mi corazón que siga latiendo.
¿Es un ser humano el señor Heathcliff? Y si es así, ¿crees que está loco? Y de no estar loco, ¿es un demonio?
¿Existe alguna cosa que no la acerque a mí y no me la recuerde? No puedo ni bajar la vista al suelo sin que sus rasgos se dibujen en las baldosas. En cada nube, en cada árbol, colmando el aire nocturno y refulgiendo de día a rachas en cada objeto, me veo continuamente cercado por su imagen.
¿Ha cambiado para mejor, o existe, al menos, alguna esperanza de que mejore cuando se haga un hombre?
¿Ni un solo libro? Permítame que me tome la libertad de preguntarle cómo se las arregla para vivir sin libros.
¿Qué clase de amor es el tuyo que no puedes resistir una tormenta de nieve?
A esos dos, en cambio, no les da miedo de nada —rezongué mirándolos venir a través de la ventana—. Estando uno con otro desafían a Satanás y a todas las legiones infernales.
A un hombre sensible tiene que bastarle con la compañía que encuentre en sí mismo.
Ahora me demuestras lo cruel que has sido conmigo, cruel y falsa. ¿Por qué me despreciaste? ¿Por qué traicionaste a tu propio corazón, Cathy? Yo no tengo una palabra de consuelo. Tú te mereces esto. Tú misma te has dado muerte. Sí, ya puedes besarme y llorar y arrancarme besos y lágrimas: te abrasarán… te condenarán. Me amabas, ¿qué derecho tenías a abandonarme, qué derecho, responde, a satisfacer el ruin capricho que tuviste por Linton? Porque ni la miseria, degradación, muerte, nada que Dios o Satanás nos pudiera infligir nos hubiera separado, tú, por tu propia voluntad lo hiciste. Yo no he destrozado tu corazón, tú lo has destrozado, y, al hacerlo, has destrozado el mío. Tanto peor para mí que soy fuerte. ¿He de querer vivir? ¿Qué clase de vida será cuando tú?… ¡Oh Dios! ¿Te gustaría vivir con tu alma en la tumba? [ …] Te perdono lo que me has hecho. Amo a mi asesino, pero al tuyo ¿cómo puedo amarle?
Así que nunca sabrá cuánto le amo. Y no por guapo, Nelly, sino porque es más que yo misma. Sea cual fuere la sustancia de que están hechas las almas, la suya y la mía son idénticas, y la de Linton es tan diferente de ellas como puede serlo un rayo de luna de un relámpago o la escarcha del fuego.
Aunque él la amase con toda la fuerza de su mezquino ser, no la amaría tanto en ochenta años como yo en un día.
Aunque me entierren a cuatro metros de profundidad, aunque me echen la iglesia entera encima, hasta que vengas tú conmigo no descansaré, ¡nunca descansaré!
De lo que sea que nuestras almas estén hechas, la suya y la mía son lo mismo.
Deambulé alrededor de ellas bajo aquel cielo benigno; contemplé el revoloteo de las mariposas entre el brezo y las campánulas, escuché el sonido suave del viento soplando por entre la yerba. Y me preguntaba cómo se le podía ocurrir a nadie atribuir un sueño inquieto a quienes duermen bajo aquella apacible tierra.
Debe de amar y odiar de la misma manera encubierta y es posible que sentirse amado u odiado también lo considere como una especie de impertinencia.
Durante unos cinco minutos ni habló, ni la soltaba, dándole más besos, creo, en este tiempo que nunca le había dado en su vida. […] él no podía soportar, de pura congoja, el mirarla a la cara[…]
Él es mi principal razón de existir. Si perecieran todas las demás cosas, pero quedara él, podría seguir viviendo.
El mundo entero es una atroz colección de testimonios acreditativos de que vivió y de que ya la he perdido.
El regreso de la luz del sol hallaba en él una respuesta igualmente luminosa.
El tirano oprime a sus siervos y ellos nunca se revuelven contra él, lo que hacen es machacar a los que tienen debajo.
En dos palabras se resumiría entonces mi futuro: muerte e infierno; porque la vida, si la perdiera a ella, sería un infierno.
En su rostro se pintaba una expresión de infinito dolor.
Era como si experimentara un feroz regodeo provocando aversión y no estima en la poca gente que le conocía.
Es a Dios a quien incumbe el castigo de los réprobos; nosotros tenemos que aprender a perdonar.
Estoy seguro de que ha pensado usted muchísimo más que la mayoría de las sirvientas.
Fuera porque ella había agotado todas las lágrimas o porque su tristeza era demasiado aplastante para dejarla correr, lo cierto es que permaneció sentada con los ojos secos hasta que salió el sol.
He luchado duro contra la vida desde que oí tu voz por última vez. Y tienes que perdonarme porque solamente luchaba por ti.
Influido probablemente por sensatas consideraciones acerca de la inconveniencia de ofender a un buen inquilino, rectificó ligeramente su estilo lacónico de suprimir pronombres y verbos auxiliares.
Juntos, no tenían miedo de nada. Desafiarían al Demonio y a todas sus legiones. ¿Y el precio? tres tumbas, cerca de un muro donde el cementerio se une al páramo abierto. Una generación perdida y desaparecida. Edgar, Cathy, Heathcliff. Descansando profundamente en esa tierra tranquila. Aunque los campesinos juran sobre la Biblia que Él sigue…” (SEGUIR LEYENDO)
La memoria me trasladaba, aun en contra de mi voluntad, a los tiempos de antaño y me hundía en una opresiva tristeza.
Le di mi corazón, lo cogió, lo pisoteó hasta dejarlo sin vida y me lo devolvió luego.
Le entregué mi corazón y después de desgarrármelo me lo ha tirado a la cara. Los humanos sentimos con el corazón y desde que desgarró el mío, no me es posible sentir nada hacia él.
Le he enseñado a despreciar, como síntomas de estupidez y debilidad, todo lo que no sea puramente animal.
Lo único que iba a decirte es que el cielo no me parecía mi casa. Se me partía el alma de puro llorar porque quería volverme a la tierra, y los ángeles se enfadaron tanto que me echaron y fui a caer en pleno páramo, en lo más alto de Cumbres Borrascosas. Y me desperté allí llorando de alegría.
Los soberbios no hacen más que dañarse a sí mismos.
Me estoy muriendo por escapar a ese otro mundo glorioso y quedarme a vivir en él para siempre, en vez de atisbarlo entre lágrimas, de un modo borroso, y de suspirar por él entre las paredes de mi doliente corazón.
Me he dado cuenta de que cuando te interesa puedes ser tan estoica como el que más.
Me veía como a un héroe de novela y esperaba de mi devoción caballeresca una serie de delicadezas sin límite.
Mi amor por Heathcliff se asemeja a las rocas eternas que sobresalen profundamente enterradas en la tierra: son motivo de escaso goce para quien las contempla, pero al mismo tiempo son necesarias.
Mi amor por Linton es como el follaje de un bosque, y estoy completamente segura de que cambiará con el tiempo, de la misma manera que el invierno transforma los árboles. Pero mi amor por Heathcliff se parece al cimiento eterno y subterráneo de las rocas; una fuente de alegría bien poco apreciable, pero no se puede pasar sin ella.
Mi querida Catherine… ¿Por qué no has vuelto a mí? Cada día espero por ti. Mi único pensamiento al despertar es para ti. Es posible que el tío Edgar te haya prohibido visitar Cumbres Borrascosas. Pero debes encontrar la forma de volver a verme. Mi vida no comenzó hasta que vi tu rostro. ¿Por qué aún no has vuelto a mí Catherine? He esperado…” (SEGUIR LEYENDO)
Mis grandes sufrimientos en este mundo han sido los sufrimientos de Heathcliff, los he visto y sentido cada uno desde el principio. El gran pensamiento de mi vida es él. Si todo pereciera y él se salvará, yo seguiría existiendo, y si todo quedara y él desapareciera, el mundo me sería del todo extraño, no me parecería que soy parte de él. Mi amor por Linton es como el follaje de los bosques: el tiempo lo cambiará, yo ya sé que el invierno muda los árboles. Mi amor por Heathcliff se parece a las eternas rocas profundas, es fuente de escaso placer visible, pero necesario. Nelly, yo soy Heathcliff, él está siempre, siempre en mi mente. No siempre como una cosa agradable, por supuesto, no siempre me agrado a mí misma. Así pues, no hables de separación de nuevo, porque es imposible y.…[…]
Ningún sacerdote del mundo habrá acertado a pintar nunca el cielo con tan hermosas tintas como ellos lo estaban haciendo a través de su inocente charla.
No hay nada más tétrico en invierno ni más divino en verano que esas estrechas vaguadas encajonadas entre cerros y esas audaces y escarpadas cumbres cubiertas de brezo.
No he sido yo quien ha roto tu corazón, te lo has roto tú misma, y al hacerlo has destrozado, de paso, el mío.
No intento vengarme de ti[…] no es ese mi plan. El tirano oprime a sus esclavos y éstos no se vuelven contra él, sino que aplastan a los que tienen debajo. Muy bien que me tortures hasta la muerte para divertirte, sólo permíteme que yo me divierta de la misma manera, y guárdate de insultarme tanto como seas capaz. Has destruido mi palacio: no levantes una choza y te complazcas en admirar tu propia caridad al dármela por hogar. Si yo creyera que realmente quieres que me case con Isabella, me degollaría.
No se puede hablar de compañía cuando una persona no sabe nada ni dice nada.
Ojalá pudieras borrar de su rostro esa apatía que tiene y que se mostrase un poco más inquieto por mí.
Permanece conmigo siempre, toma cualquier forma, haz que enloquezca, pero no me dejes solo en este abismo donde no puedo encontrarte.”
Pero la mayoría de ellos los llevo escritos en la mente y grabados en el corazón, y eso no me lo puede quitar nadie.
Podrás hacerte dueño de todo lo que tocas, pero mi alma estará en lo alto de aquella colina antes de que me vuelvas a poner la mano encima.
Por ese extraño modo de ser tengo fama de no tener corazón; pero no es así, puedo asegurarlo.
Porque ni la miseria, ni la degradación, ni la misma muerte, ni nada de lo que Dios o Satanás nos enviaran, nos hubiera separado; lo hiciste tú.
Pretender que él monopolice todo ese caudal de afecto sería intentar meter en un cubo toda el agua del mar. ¡Bah! Le querrá un poco más que a su perro o a su caballo. No está en sus manos lograr ser amado como yo. ¿Cómo va a poder Catherine amar en él aquello de que carece?
Primero, tuve que encontrar el lugar. Me preguntaba ¿Quién había vivido allí? ¿Cómo habían sido sus vidas? Algo susurraba en mi mente y me puse a escribir. Mi pluma crea personajes de un mundo que podría haber existido, un mundo de mi imaginación y sobre ellos voy a hablar.”
Pues amo el suelo que pisa y el aire que respira y todo lo que toca y lo que dice. Me gusta su forma de mirar y de comportarse, me gusta todo él de arriba abajo. ¡Ya está!
Pues éste es tu día, más o menos, sólo que, con nubes, pero tan suaves y apacibles que resulta más bonito que si hubiera sol.
Pues yo también he estado llorando toda la noche, y más motivos tengo yo que ella para llorar.
Quédate siempre conmigo, bajo la forma que quieras, ¡vuélveme loco! Pero lo único que no puedes hacer es dejarme solo en este abismo donde no soy capaz de encontrarte.
Se está muriendo por usted, tan cierto como que yo estoy vivo, y con su inconstancia le ha roto el corazón, pero no es una frase, es verdad.
Según mis previsiones, ya tendrá tiempo de llorar; de ahora en adelante será su principal diversión,
Si me amabas, ¿en nombre de qué ley me abandonaste?
Si me querías… ¿Qué derecho podía tener para sacrificarte? y tú por tú gusto lo hiciste. Yo no te he destrozado el corazón, tú eres quien se lo ha destrozado, y al destrozarlo has hecho lo mismo con el mío.”
Si perecieran todas las demás cosas, pero quedara él, podría seguir viviendo. Si, en cambio, todo lo demás permaneciera y él fuera aniquilado, el mundo se me volvería totalmente extraño y no me parecería formar parte de él.
Si todo pereciera y él se salvará, yo podría seguir existiendo; y si todo lo demás permaneciera y él fuera aniquilado, el universo entero se convertiría en un desconocido totalmente extraño para mí.
Sí, y para irte a la cama con el corazón estallando de soberbia y el estómago vacío.
Somos tan mudables como las veletas.
Soñé que estaba durmiendo a su lado mi último sueño, en aquel lecho, con mi corazón inmóvil y mi mejilla helada contra la suya.
Te consta que mientes al decir que yo te he matado y te consta también que tanto podré olvidarte como olvidar mi propia existencia.
Te consumes de amor, ¿verdad? No hay nada en el mundo igual a eso.
Tengo que concentrar todas mis potencias para respirar y hasta casi mandarle a mi corazón que siga latiendo.
Toda reliquia de una persona muerta, si la quisimos en vida, resulta algo valioso.
Todos los días esperaba verte cruzando los páramos. Pero no viniste. Así que puse una malla de alambre sobre el nido, y todas las crías murieron cuando empollaron.
Tomo asiento frente a Catherine, que tenía la mirada fija en él, como si tuviera miedo de que se esfumara si la apartaba, él no dirigía con frecuencia la suya hacia ella, una rápida mirada de vez en cuando era bastante, pero reflejaba esta, cada vez con más seguridad, el inequívoco deleite que sorbía de aquella mirada.
Un hombre sensato debería hallar compañía suficiente en sí mismo
Vuelve a tus libros. Me alegro de que tengas un consuelo, porque todo lo que tenías en mí se acabó.
Y le lloraba, en fin, con esa profunda pena que brota espontáneamente de los corazones generosos, aun cuando se muestren duros como el acero.
Ya sólo espero, y así se lo pido a Dios, que deponga de una vez su diabólica prudencia y me asesine.
Ya veremos si un árbol no crece tan torcido como otro cuando es el mismo viento el que los inclina.
Yo creo que hay fantasmas que vagan por el mundo, lo sé. Quédate siempre conmigo, bajo la forma que quieras, ¡vuélveme loco! Pero lo único que no puedes hacer es dejarme solo en este abismo donde no soy capaz de encontrarte.
Yo no he destrozado tu corazón, tú lo has destrozado, y, al hacerlo, has destrozado el mío.
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