Ada Lovelace fue una escritora, informática y matemática inglesa del XIX. Era una mujer bastante adelantada a su época, dedicando toda su vida a la ciencia y la tecnología; de ahí que, entre 1842 y 1843, al traducir un artículo del ingeniero Luigi Menebrea sobre la Máquina Analítica, dejase una serie de notas de su autoría que contendrían el primer algoritmo codificado computable por un ordenador. Hazaña que le valió el título de la primera programadora de la historia.
Sin duda se trató de una mujer de intelecto admirable, y con motivo de conocer más su obra, hoy les compartimos la siguiente selección de frases de Ada Lovelace.
Frases célebres de Ada Lovelace
Aquellos que han aprendido a caminar en el umbral de los mundos desconocidos, por medio de lo que comúnmente se denomina por excelencia las ciencias exactas, pueden entonces con las hermosas alas blancas de la imaginación, esperar elevarse aún más en el mundo inexplorado.
Creo poseer la más singular combinación de cualidades que me hacen una preeminente descubridora de las realidades ocultas de la naturaleza.
Cuando observo a los científicos y así, a los llamados filósofos llenos de sentimientos egoístas y con la tendencia a luchar contra las circunstancias y la Providencia, me digo a mí misma: ellos no son verdaderos sacerdotes, sino profetas de poca monta, si es que no son completamente falsos.
Dios no nos ha dado (en este estado de la existencia) más que capacidades muy limitadas para expresar nuestras ideas y sentimientos.
Este cerebro mío es más que meramente mortal como el tiempo lo demostrará.
La imaginación es la facultad del descubrimiento, preeminentemente. Es lo que penetra en los mundos nunca vistos a nuestro alrededor, los mundos de la ciencia.
La máquina analítica es capaz de tabular y procesar cualquier función; el motor puede ser descrito como la expresión material de cualquier función indefinida, de cualquier grado de complejidad y generalidad.
La religión para mí es ciencia y la ciencia es religión.
Lo intelectual, lo moral y lo religioso parecen estar interrelacionados en un todo armonioso.
Los símbolos de operación son con frecuencia los símbolos de los resultados de dichas operaciones.
Me complace mucho ver lo bien que estoy trabajando y cómo esto aumentan mis poderes de atención y esfuerzo continuo.
Nuestra familia es una estratificación alterna de la poesía y las matemáticas.
Nunca estoy tan contenta como cuando estoy realmente comprometida en algo, y eso me hace ser maravillosamente alegre y en otras ocasiones regocijada, lo cual es curioso y muy satisfactorio.
Podemos decir con mayor precisión que el motor analítico teje patrones algebraicos al igual que el telar Jacquard teje flores y hojas.
Posiblemente ya has sentido, por el tono de mi carta, que ahora soy más que nunca la novia de la ciencia.
Quienes se inclinan por puntos de vista muy estrictamente utilitarios pueden sentir que los poderes peculiares del motor analítico se basan en cuestiones de ciencia abstracta y especulativa más que en aquellas que involucran los intereses humanos cotidianos y comunes.
Quisiera contribuir en mi modesta medida a describir e interpretar las leyes y obras de Dios Todopoderoso para que la humanidad las aplique con la máxima eficacia; y, ciertamente, no sería para mí un pequeño honor convertirme en una de sus más ilustres profetisas.
Si no puedes darme poesía, ¿no puedes al menos darme ciencia poética?
Tengo mis esperanzas, y muy claras, de conseguir algún día fenómenos cerebrales de naturaleza tal que los pueda expresar en ecuaciones matemáticas; en suma, una ley para la acción mutua de las moléculas del cerebro (equivalente a la ley de la gravitación para el mundo planetario y sideral).
Un lenguaje nuevo, vasto y poderoso se está desarrollando para el uso futuro del análisis, en el cual se pueden introducir sus principios con el fin de que tengan una aplicación práctica más veloz y precisa al servicio de la humanidad.
Un motor es una expresión material de cualquier grado de generalidad y complejidad.
Sobre Ada Lovelace
Augusta Ada King, condesa de Lovelace mejor conocida como Ada de Lovelace, nació en Londres el 10 de diciembre de 1815 y murió el 27 de noviembre de 1852 a los 36 años de edad. Fue hija de del poeta lord Byron y de su cónyuge lady Byron, los cuales se separaron poco después de que su única hija (Ada) naciera.
Dada su posición social, Ada recibió una exquisita educación en música, idiomas y matemática. Al tiempo que le permitió conocer a muchas de las grandes mentes científicas de la época, como es el caso de Andrew Crosse y Charles Wheatstone.
Durante los años de 1842 y 1843, se dedicó a traducir un artículo del ingeniero militar italiano Luigi Menebrea, titulado: La Máquina Analítica. Pero el valor de su trabajo no se halla en la traducción en sí, sino en las notas que dejó sobre la misma, en la cual se encuentra el primer algoritmo procesado por una máquina.