Lucio Anneo Séneca (4 a. C.- 65 d. C.), también conocido como Séneca el Joven, fue un importante filósofo, escritor, orador y político romano. Seneca es uno de los filósofos romanos más destacados y su obra influyó a muchos otros pensadores que vinieron después. Si quieres conocer su pensamiento, nada mejor que esta recopilación de frases célebres de Séneca.
Frases de Séneca
A través de sus frases, Séneca reflexiona sobre la vida, la felicidad, la educación y otros temas universales.
¡Estudia! No para saber una cosa más, sino para saberla mejor.
¿Preguntas qué es la libertad? No ser esclavo de nada, de ninguna necesidad, de ningún accidente y conservar la fortuna al alcance de la mano.
¿Qué importa saber lo que es una recta si no se sabe lo que es la rectitud?
Aquel que tiene gran poder debe usarlo livianamente.
Considera las contrariedades como un ejercicio.
Cuanto mayor es la prosperidad tanto menor se debe confiar en ella.
Decir lo que sentimos, sentir lo que decimos, concordar las palabras con la mente.
Desdichado es el que por tal se tiene.
El ardimiento juvenil en sus comienzos es fogoso, pero languidece fácilmente y no dura; es el humo de una fogata liviana.
El colmo de la infelicidad es temer algo, cuando ya nada se espera.
El favor consiste no en lo que se hace o se da, sino en el ánimo con que se da o se hace.
El fuego prueba el oro; la miseria los hombres fuertes.
El hombre es un animal racional.
El hombre más poderoso es el que es dueño de sí mismo.
El lenguaje de la verdad debe ser, sin duda alguna, simple y sin artificios.
El mejor límite para el dinero es el que no permite caer en la pobreza ni alejarse mucho de ella.
El peor enemigo es el que está encubierto.
El pobre carece de muchas cosas, pero el avaro carece de todo.
El poder y el despotismo duran poco.
El primer arte que deben aprender los que aspiran al poder es el de ser capaces de soportar el odio.
El que no quiera vivir sino entre justos, viva en el desierto.
El que teme es un esclavo.
El sabio en su retiro es útil a la comunidad.
El tiempo descubre la verdad.
El trabajo y la lucha llaman siempre a los mejores.
En la adversidad conviene muchas veces tomar un camino atrevido.
Es rey quien nada teme, es rey quien nada desea; y todos podemos darnos ese reino.
Es tan grande el placer que se experimenta al encontrar un hombre agradecido que vale la pena arriesgarse a hacer un ingrato.
Es, a menudo, más conveniente disimular que vengarse.
Escucha aún a los pequeños, porque nada es despreciable en ellos.
Estar en ocio muy prolongado, no es reposo, es pereza.
Este día que tanto temes por ser el último, es la aurora del día eterno.
Existe el destino, la fatalidad y el azar; lo imprevisible y, por otro lado, lo que ya está determinado. Entonces como hay azar y como hay destino, filosofemos.
Forma parte de la curación el deseo de ser curado.
Gran parte de la bondad consiste en querer ser bueno.
Hay ciertas cosas que para hacerlas bien no basta haberlas aprendido.
Igual virtud es moderarse en el gozo que moderarse en el dolor.
Importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que los otros opinen de ti.
Incierto es el lugar en donde la muerte te espera; espérela, pues, en todo lugar.
Jamás se descubriría nada si nos considerásemos satisfechos con las cosas descubiertas.
La adversidad es ocasión de virtud.
La amistad siempre es provechosa; el amor a veces hiere.
La armonía total de este mundo está formada por una natural aglomeración de discordancias.
La conversación es la expresión de nuestro modo de pensar.
La esclavitud más denigrante es la de ser esclavo de uno mismo.
La ira: un ácido que puede hacer más daño al recipiente en la que se almacena que en cualquier cosa sobre la que se vierte.
La mayor rémora de la vida es la espera del mañana y la pérdida del día de hoy.
La naturaleza nos ha dado las semillas del conocimiento, no el conocimiento mismo.
La recompensa de una buena acción está en haberla hecho.
La voluntad es la que da valor a las cosas pequeñas.
Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías; breve y eficaz por medio de ejemplos.
Las obras se tienen medio terminadas cuando se han comenzado bien.
Lo que de raíz se aprende nunca del todo se olvida.
Lo que has de decir, antes de decirlo a otro, dítelo a ti mismo.
Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad.
Los deseos de nuestra vida forman una cadena, cuyos eslabones son las esperanzas.
Los hombres aprenden mientras enseñan.
Los que saben mucho se admiran de pocas cosas, y los que no saben nada se admiran de todo.
Merece salir engañado el que, al hacer un beneficio, cuente con la recompensa.
Mostrarse asustado sin motivo aparente es dar a conocer que se tiene razón de temer.
Muy sentida es la muerte cuando el padre queda vivo.
Ningún descubrimiento se haría ya si nos contentásemos con lo que sabemos.
Ninguno ama a su patria porque es grande, sino porque es suya.
No es pobre el que tiene poco, sino el que mucho desea.
No es preciso tener muchos libros, sino tenerlos buenos.
No existe ningún gran genio sin un toque de demencia.
No hay árbol recio ni consistente sino aquel que el viento azota con frecuencia.
No hay mayor causa de llanto que no poder llorar.
No hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba.
No hay ninguna cosa buena que no tenga su base en la razón.
No hay viento favorable para el que no sabe dónde va.
No hay, en mi dictamen, hombre que aprecie más la virtud y la siga con más gusto, que el que, por no hacer traición a su conciencia, ha perdido la reputación de hombre de bien.
No he nacido para sólo un rincón, mi patria es todo el mundo.
No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas.
No os espante el dolor; o tendrá fin o acabará con vosotros.
No os espante la muerte; o extermina o transforma vuestra existencia.
No os espante la pobreza; nadie vive tan pobre como nació.
No podemos evitar las pasiones, pero si vencerlas.
Nuestra naturaleza está en la acción. El reposo presagia la muerte.
Nunca fue fácil el aprendizaje de la virtud.
Para saber algo, no basta con haberlo aprendido.
Pesa las opiniones, no las cuentes.
Quien da pronto da dos veces.
Rey es quien nada teme, rey es quien nada desea; y todos podemos regalarnos este reino.
Seas parco en elogiar, y más parco todavía en vituperar.
Si me ofreciesen la sabiduría con la condición de guardarla para mí sin comunicarla a nadie, no la querría.
Si os sujetáis a la naturaleza, nunca seréis pobres; si os sujetáis a la opinión, nunca seréis ricos.
Si quieres que tu secreto sea guardado, guárdalo tú mismo.
Sin estudiar enferma el alma.
Sólo en la fortuna adversa se hallan las grandes lecciones del heroísmo.
Tan grande como la turba de los admiradores es la turba de los envidiosos.
Teméis todas las cosas como mortales y todas las deseáis como inmortales.
Toda la armonía total de este mundo está formada de discordancias.
Todo poder excesivo dura poco.
Un hombre inútil es gravoso al estado, en que se pesa el mérito de los miembros por la utilidad que de ellos se saca.
Un hombre sin pasiones está tan cerca de la estupidez que sólo le falta abrir la boca para caer en ella.
Una buena conciencia no teme a ningún testigo.
Una esperanza reaviva otra esperanza; una ambición, otra ambición.
Vencer sin peligro es ganar sin gloria.
Viven más contentos aquellos en quienes jamás puso los ojos la fortuna, que los otros de quienes los apartó.
Frases más famosas de Séneca
Te hemos ofrecido una gran selección de citas de Seneca, pero si tuvieras que recordar alguna creemos que las 10 que aparecen en este vídeo están entre las más valiosas:
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